Los testimonios fósiles de los antecesores in- mediatos del hombre moderno están repartidos entre los géneros Australopithecus y Homo, y datan de hace unos 5 millones de años.

La comparación de las proteínas sanguíneas y el ADN de los grandes monos africanos con los del hombre indica que la línea que desemboca en el individuo moderno no se separó de la de los chimpancés y los gorilas hasta un momento comparativamente tardío de la evolución. En consecuencia, muchos científicos consideran que esta escisión evolutiva pudo producirse hace unos 6 u 8 millones de años.
Los humanos modernos (Homo sapiens) y sus antepasados extintos directos, se encuentran agrupados taxonómicamente dentro de la familia Hominidae. Esta familia, junto con la familia Pongidae (gorilla, chimpancé y orangután) integran la superfamilia Hominoidea, perteneciente al infraorden Anthropoidea, Orden Primates, Clase Mamíferos.
El Homo sapiens es la única especie de la familia Hominidae que vive en la actualidad, y sus antecesores sólo se conocen a partir de huesos fósiles y dientes. Las especies más tempranas, extintas del género Homo, H. erectus y H. habilis, del Pleistoceno (aproximadamente 1.6 millones a 10,000 de años) deben ser incluidas claramente en la familia Hominidae; y el género Australopithecus que data del Plioceno, más temprana (aproximadamente hace 5.3 a 1.6 millones de años) e incluye las especies como el Australopitecus africanus, A. robustus , A. boisei, y A. afarensis, también es incluido generalmente en dicha familia. 
Los grandes monos (gorila, chimpancé, orangután) son clasificados dentro de la familia Pongidae, y como hemos dicho, junto con el hombre,  pertenecen a la superfamilia Hominoidea.
Actualmente existen cinco géneros de Pongidos (tres asiáticos y dos africanos) . En Asia son los gibones  (varias especies del género Hylobates), el siamán (Simphalangus syndactylus) y el orangután (Pongo pygmaeus); en África son el chimpancé (Pan troglodytes y P. paniscus) y el gorila (Gorilla gorilla).


El estudio de los registros fósiles de los homínidos revela varias tendencias biológicas y conductuales características:

El andar bípedo:

Una de las principales características de los homínidos fue la marcha bípeda, o sea,  caminar con dos pies, lo que se considera como el rasgo que define a esta familia. Esto trajo como consecuencia una serie de modificaciones del esqueleto en la parte inferior de la columna vertebral, pelvis y piernas, cambios que  pueden ser detectados en los huesos de los  fósiles. 

Aumento tamaño del cerebro y talla corporal:

Gran parte de la capacidad humana para fabricar y utilizar herramientas y demás objetos se relaciona con el tamaño y la complejidad del cerebro. El hombre actual posee un volumen craneal que oscila entre los 1.300 y 1.500 cm3. El  volumen de la masa encefálica  ha aumentado a lo largo del proceso de hominización, lo que  puede relacionarse  con los cambios en la conducta de los homínidos. A lo largo de los años, los útiles de piedra y demás herramientas incrementaron poco a poco su número y su complejidad. Los yacimientos arqueológicos muestran también una ocupación más intensa durante las últimas fases de la historia biológica del  hombre. Es probable que el aumento del tamaño del cerebro humano formara parte de una interrelación compleja que incluía el uso y fabricación de utensilios, así como otras habilidades aprendidas, que permitieron a nuestros antecesores ser capaces, cada vez en mayor medida, de vivir en entornos muy diversos.

 

 

 

Reducción del tamaño de la cara y los dientes:

Todos los considerados monos están dotados de grandes caninos en forma de colmillos que sobresalen claramente del resto de las piezas dentales. Los primeros restos homínidos poseen caninos ligeramente prominentes, pero todos los posteriores presentan una notable reducción de tamaño. Además, los dientes que sirven para masticar -premolares y molares- han ido disminuyendo de tamaño a lo largo de los años. Estos cambios conllevan una reducción gradual del tamaño de la cara y las mandíbulas. La cara de los primeros homínidos era grande y estaba colocada al frente de la cavidad craneal. A medida que los dientes se redujeron y el cerebro aumentó su tamaño, la cara disminuyó y varió su posición hasta situarse debajo de la cavidad craneal en los hombres modernos. 

 

 

Características conductuales de Hominidae:

Los rasgos más significativos de la evolución conductual de los homínidos es el desarrollo de la capacidad de confección de herramientas, el pensamiento conceptual, y el idioma simbólico. Estos rasgos son relativamente simples de examinar en el Homo sapiens, pero en los homínidos extintos ellos solo pueden inferirse  indirectamente de los restos fósiles.
La habilidad de usar las herramientas no es única de los Hominidae; se ha informado sobre buitres que usan piedras para romper huevos de avestruz, y  nutrias de mar que usan piedras para abrir almejas o cáscaras de ostras. Fue sostenido por  mucho tiempo que sólo los homínidos usaban herramientas realmente hechas, pero en 1960 se observaron chimpancés salvajes que rompían ramitas de los árboles, las despojaban de sus hojas, y luego las usaban para extraer las termitas de sus nidos . Desde que la ramita tuvo que ser modificada quitando sus hojas, esta actividad constituyó  "confección de herramientas", aunque a un nivel crudo. A diferencia de esto, en los homínidos las observaciones repetidas de tal desarrollo producían individuos  no sólo definidos como  constructores de herramientas, sino también como  constructores de herramientas experimentados; ellos son los únicos animales capaces de usar una herramienta para hacer otra con precisión y en forma regularizada.
Al ser las herramientas mas tempranas fabricadas con materiales perecederos como la madera, no se sabe cuando estas actividades se volvieron un rasgo regular en el desarrollo de los homínidos. Las primeras herramientas reconocibles eran hechas de piedra que, afortunadamente para los arqueólogos, eran sumamente durables. Hay un gradiente de complejidad creciente en la forma de construirlas a medida que transcurre el tiempo, y constituye un tema aparte.
Por el  Pleistoceno Medio se construyeron hachas de  mano finamente trabajadas, simétricas, aovadas que cuidadosamente se arreglaron o retocaron para producirle bordes rectos. Éstos son los primeros artefactos regularizados (es decir, los objetos fueron preconcebidos en la mente del fabricante, y se hicieron sistemáticamente conformados a un modelo),  y los primeros en mostrar que las consideraciones del constructor de herramientas eran estéticas así como funcionales.