Relatos sobre Aldebarán IV:

Médium: Jorge Olguín.

Interlocutor: Jesús E.

 

Ligor y su relación con Índiga:

Interlocutor:¿Podrias hablar sobre tu vida como Índiga? Una breve descripción física, cómo conociste a Ligor, cómo viviste la relacion, que sucedió después dela traición...

Dar- Zael: Siempre fui coqueta en el rol de Índiga.  Me gustaba aparentar y llamar la atención der los varones. Como tenía la piel muy blanca y el cabello bastante claro, iba a las orillas de un arroyo donde crecía una hierba que se molía y se hacía como una tintura, que yo me aplicaba en el cabello para dejarlo más y así diferenciarme de las mujeres de esa región.

Interlocutor: Comprendo. ¿Y cómo era tu vestimenta?


Dar- Zael: Ten en cuenta que era muy bonita en esa época. Y me gustaba vestir con vestidos insinuantes...

Interlocutor: ¿Insinuantes?

Dar-Zael: Ropa casi transparente o bien, pocas prendas...




Interlocutor: ¿Cómo fue nuestro encuentro?

Dar- Zael: Yo te conocía por las cosas que contaban de tí... y sentía como una gran admiración por tu persona.

Interlocutor: Eso es halagador...


Dar-Zael: En realidad me atraían todas
aquellas personas que eran conocidas...

Inoterlocutor: O sea, te daba lo mismo cualquier guerrero que fuerse renombrado en la comarca...

Dar-Zael: Al comienzo podía ser como tú dices, pero al conocer a tu rol como Ligor, algo se sacudió dentro mío... y tenía que hacer lo imposible por contactarte, pero no sabía cómo...

Interlocutor: ¿Entonces...?

Dar-Zael: Bueno, había algo en mí que me decía que tenía que mostrarme de alguna manera, como para llamar la atención y no se me ocurría nada... no tenía la treta adecuada para que te fijaras en mí...

Interlocutor: ¿Y cómo lo lograste?

Dar-Zael: No fue fácil. Hubo varios encuentros... una vez, en una ronda de bebidas en una taberna, donde tú contabas detalladamente el relato de una batalla, me acerqué a tí y te alcancé una bebida espumante. Tomaste el jarro y ni me miraste. Hablabas que hubo una tremenda reyerta en la parte Norte
, donde en un descuido te habían herido en el muslo y que lograste sobrevivir. Vaciaste el jarro en dos tragos y como estaba pendiente de tí, te alcancé otro. Me miraste sonriendo, pero me di cuenta que solo fue un reflejo. Seguiste contando que la punta del metal que te hirió tenía un pequeño veneno y una persona conocida de tu entorno, que sabía mucho de hierbas, no solamente puso un preparado en tu herida, sino que te dio de beber algo amargo y en poco tiempo logró frenar tu fiebre. Aparte, la fortaleza de tu cuerpo hizo que te repusieras más rápido de lo pensado.

Interlocutor: ¿Eras la única mujer en el lugar?

Dar-Zael: No, éramos dos mujeres las que estábamos allí, pero una mujer no se atrevía a opinar en una charla de hombres...

Interlocutor: Entonces esa vez no se produjo el contacto.

Dar-Zael: No, no hubo manera. Otra vez también nos encontramos en una feria ambulante donde había teatro y tú te reías mucho. Para mí era una sensación rara porque nunca te habíamos visto reir, pero reías casi llorando y me acerqué, y te pregunté si te gustaba el teatro... y en ese momento tampoco reparaste en mi, ya que respondiste sin mirarme:
-No, no me gusta, pero me río porque me causa gracia como deforman las historias de guerra. Si estos actores teatrales vieran la cantidad de cadáveres que quedan en los campos de batalla se les irían las ganas de relatar sobre esos temas.
Ibas a comentar algo más, pero te llamó un amigo y desapareciste.

Interlocutor: ¿Allí tampoco lograste el acercamiento?

Dar-Zael: No... y mi ego estaba herido.... porque ya
tenia dos motivos por los cuales entablar una relación. Uno, porque siempre los varones habían estado detrás mio y tú no reparabas en mí.  Dos, porque tenía mucho egocentrismo y mi anhelo era salir con el más conocido de la zona. Había otros guerreros conocidos, pero no me atraían tanto.

Interlocutor: ¿Y cómo conseguiste establecer el contacto entonces?

Dar- Zael: Espera... Y tres, porque a mí nadie me despreciaba. Entonces, ya era una cuestión de honor el conquistarte.
Nos vimos de nuevo en el teatro en otra jornada y me vestí de una manera que era imposible ignorarme.

 
Interlocutor: ¡Y te miré... reparé en tí!

Dar-Zael: ¡No, para nada! Estabas con dos amigos y bromeaban sobre las obras de teatro... y además creo que habías bebido varios jarros de bebida espumante, por lo que ni te fijaste en mi persona...

Interlocutor: ¡Vaya! Estar conmigo era casi una misión imposible, jajajá!

Dar-Zael: No, nada que ver... que no se te suba el ego ahora, jejé!

Interlocutor: No, trato de tenerlo integrado, pero... dime qué sucedió entonces...

Dar-Zael: Al final, fue mas fácil de lo que yo pensaba. Lo logré montando una cabalgadura, un hoyuman.

Interlocutor: ¿Un hoyuman? No entiendo... ¡Todo el mundo montaba hoyumans...!

Dar-Zael: Lo sé... elegí un hoyuman blanco, de largas crines, y me acerqué al grupo donde tú te hallabas...
Obvio que estaba ligerísima de ropas...

Interlocutor: Pero eso no bastaba, ya que la vez anterior también tenías poca ropa y mi rol de Ligor ni se fijó en tí...

Dar-Zael: Por eso había ideado un plan...



Interlocutor: ¿Y qué hiciste?

Dar-Zael: Yo cabalgo igual o mejor que las amazonas de la zona Sur, pero al acercarme hice ver que no dominaba la cabalgadura. Tú estabas reunido con 4 ó 5 jovenes... pas
é cabalgando y gritando que el hoyuman estaba desbocado.
Me pod
ía haber salido mal la jugarreta, porque poda haber venido cualquier otro en mi ayuda. Mi intuición no me falló, pues entendía que no ibas a permitir que otro quedara como el salvador de la dama... montaste en tu hoyuman negro y a los pocos instantes estabas deteniendo mi cabalgadura. Te lo agradecí, me abracé a tu cuello. De repente fingí como una especie de desvanecimiento y tú me tomaste en tus brazos. Cuando creíste que me repuse me preguntaste si me conocías de antes.
Te respondí que no, pero me dio mucha impotencia. ¿Cómo no te acordabas de mí en el teatro al aire libre? Todo el mundo que me veía no se olvidaba nunca de mí y tú, con tan poco tiempo de diferencia, ya te habías olvidado de mi rostro. Me corrijo, ni habías reparado en mi persona. Y pensaba: ¿Tantas mujeres tiene? Pero no era por eso, era porque te interesaba más el defender a la pobre gente que saqueban en las aldeas, a granjeros que no podían luchar contra las hordas del Norte, que a relacionarte con alguna mujer... aunque supongo que tendrías intimidad con alguna posadera, aunque sin compromiso.

Interlocutor: ¿Y qué sucedió a partir de ese supuesto rescate?  

Dar-Zael: Bueno, ya no te iba a dejar ir y entonces tenía que incentivarte. En recompensa al sujetar el hoyuman desbocado te abracé y te besé. Quedaste sorprendido y luego largaste una carcajada.
Me comentaste que ibas a la taberna, pero permitiste que te acompañe., dije que tenia sed, nos sentamos y pediste dos bebidas espumantes. Te conté cosas mías, cosas que me pasaron de pequeña y te las exageré, como para impresionarte.

Interlocutor: Y ahhí sí te presté atención...

Dar-Zael: Te conté
que había sufrido mucho de epqueña, que había tenido malos tratos, que en la actualidad nadie me comprendia y que todo el mundo me despreciaba, cuando en realidad no era tan asi. Es como que desperté en tí como una especie de piedad.  Entonces me tomaste de la mano y me dijiste: -No te voy a dejar ir- Y empezamos a salir. Pero no fue una relación tan sencilla, ya que hubo muchas peleas entre nosotros.

Interlocutor: ¿Por qué?


Dar-Zael: P
orque tú querias encontrarte conmigo en las alturas, donde nadie nos viese y yo deseaba mostrarme contigo en todos los poblados... quería presumir contigo, mi idea era figurar, era mostrarle a las demás jóvenes que yo podia tener a Ligor conmigo. Y me sentía decepcionada porque pasaron varias rotaciones lunares y muy pocas veces nos encontrábamos en los poblados. Y a mí no me servía eso...

Interlocutor: ¿pero tú querías a la persona o lucirte con la persona?

Dar-Zael: Supongo que lo segundo... y entonces me dí cuenta de que no sentía un amor real. Lo que yo quería era figurar para hacerme notar con mis amistades. Comentarle a otras mujeres: ¿Vieron
? Yo tengo al que vosotras no podréis tener nunca.
Pero poco a poco me fui decepcionando, aun habiendo logrado mi cometido, de que reparara en mí el guerrero mas conocido de la comarca... me fui decepcionando porque mi anhelo era que me vean contigo. No me prejuzgues, pues logré sentir un afecto por tu rol como Ligor, porque verdaderamente veia una alma noble...

Interlocutor: ¿Pero...?

Dar-Zael: Pero por otro lado estaba enceguecida por mi egocentrismo, por mi capricho... como que ya no tenia la misma expectativa que al comienzo y el hecho de tener pocas ocasiones de mostrarme contigo me ponía mal. Yo comentaba en todos lados: -Soy la pareja de Ligor- Y cuando no me creían y se reína burlonamente sentia odio por esa gente mediocre.... hasta tenía el impulso der coger un puñal y clavárselo a la persona. Y entonces mi odio lo dirigí a tí, sentía odio en lugar de afecto.

Interlocutor: ¿Y todo porque la gente se burlaba y no creía en tí?

Dar-Zael: Siempre quise ser la actriz principal en la Obra de la Vida... y ni reparaban en mí...

Interlocutor:
Entiendo.


Dar- Zael: Y un día que me sentía muy sola, apareció Olsen, un guerrero de orejas puntiagudas, bastante atractivo. Creo que era compañero tuyo o conocido... y bueno, tuvimos una intimidad.

Interlocutor: ¿Es cuando los sorprendí yo, no?


Dar- Zael: No esa vez... intimamos una segunda vez. Cuando tú nos viste ya habíamos intimado dos veces antes.

Interlocutor: Cuando los sorpendí... ¿Me callé? ¿No desafié a Olsen, no me enojé contigo?¿mo fue?

Dar- Azel: En ese momento pensé en mí... ¿Porque mi punto de vista también vale o no?

Interlocutor: Sí, claro.


Dar- Zael: Meditaba sobre lo que pasaba dentro tuyo: -Va a pensar que soy una mujerzuela, va a pensar cualquier cosa, pero... ¿Y todo lo que yo sufrí? ¿Y todo lo que yo pasé, lo que la gente se ha burlado de mí? Porque él se cree la gran persona, se cree el gran héroe, pero más de una vez estuvo en otras comarcas y no aparecía por rotaciones enteras... y yo descuidada. Es como que le interesaba más liberar a pobres cretinos que estar conmigo... ¿Y mi derecho a ser feliz?

Interlocutor: Comprendo.

Dar- Zael: De repente, quizás hubiese sido más sencillo estar en pareja con un campesino, que se ocupaba de sus tierras y sus animales, pero por lo menos estaba toda la noche conmigo y no con una persona que venía por unos instantes y luego se marchaba, como si nada...

Interlocutor: Y después de la traición ¿Cómo reaccioné yo contigo? ¿Qué pasó entre nosotros?

Dar- Zael: Olsen estaba petrificado, ya que te respetaba mucho... pero ni reparaste en su persona.  Y conmigo no reaccionaste mal, directamente yo no existía para tí. Sentí como un desprecio de tu parte y me dió más odio todavía. ¿Desprecio? Quien sabe lo que tu rol como Ligor habría hecho por allí, ya que era sabido cuantas mujeres te seguían en el camino... ¿Desprecio a mi? ¿Y quién me pagaba mis noches de soledad y llanto? Es cierto que todo fue calculado por mí, porque la conquista fue un simulacro con el hoyuman, que la que fui detrás era yo... reconozco todo eso. Es cierto que el ego te impulsa a mostrarte, porque si hubiera sido por mí, me paseaba contigo por todos los pueblos del planeta, mostrándome, como diciendo: -Miren quien es mi pareja- pues mi ego me impulsaba a querer sentirme importante como lo eras tú. A veces, cuando lo analizaba friamente, en los momentos que tenía la lucidez analítica, pensaba: -la persona importante el Ligar... yo solo quería que me vieran junto a él y que dijeran: -¡mirad, allá va Índiga, la pareja de Ligor! Y solo queria lucirme.

Interlocutor: Comprendo.

Dar- Zael: Yo no sé si la traición fue por venganza de no figurar, por odio, porque me sentía un adorno o porque me sentía sola y tenia necesidad de un hombre. No puedo decir en este momento cual de las cosas tuvo más peso, pero al ver luego tu rostro de desprecio me causó como un cosquilleo y a la vez alivio. En el fondo estaba atemorizada, pues preferia tu desprecio y tu silencio a que me pulverices con tu poder del Rayo. No me animé a acercarme y darte una explicación, fui muy cobarde. Antes de acercarme, prefería que me tragara la tierra.

Interlocutor:¿Y entonces dejaste de hablarte con el rol de Ligor?

Dar- Zael: Sí, yo no me animé, ni por todos las monedas del mundo me iba a acercar...


Interlocutor: ¿Olsen se marchó?

Dar-Zael: Sí, Ligor lo dejó ir...  luego montó en un hoyuman blanco y se marchó él...




Interlocutor: ¿Y tú...?

Dar-Zael: Y yo me quedé con mi soledad...



  
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