DE ORIENTACIÓN Y SERVICIO
un
grupo del cuarto milenio
para el tercer milenio
Mitología
2ª parte
El principio
Según Hesiodo, al comienzo no había nada, sólo espacio, nada orgánico, simplemente el vacío, a lo que llama el Caos. Está algo confuso, pero se estima que de Eros lo que se entiende por el amor, el motor del universo, no la deidad, y el Tártaro, una región espectral, nace Gea, la Tierra. Base segura y morada para los seres vivientes donde poder vivir eternamente. Bajo ésta sigue existiendo el Caos, el cuál engendra al Erebo, que está en las profundidades de Gea, luego dará lugar a los infiernos. También surgirá Nix, la noche, que junto a Erebo engendrará a Éter, la luz celestial, y a Hemera, la luz del día. Gea, al recibir la luz engendra a Urano, el cielo, el cuál tiene su misma extensión, y con el que podrá tener todos los hijos que desee.
Zeus se une sentimentalmente a Temis, pero un oráculo le predestina que esta será madre de dos criaturas, uno sabio y valiente ,y el segundo de animo violento llamado a destronar a Zeus. Fue por esto por lo que Zeus se trago a Temis cuando esta estaba preñada de su primer hijo.
Minerva
El diluvio de Deucalión
Como ya hemos hecho en otras ocasiones, limitaremos también ahora la información de la saga familiar que nos va ha ocupar, a una sola línea argumental que facilite el entendimiento de las distintas leyendas. Esto se debe a la confusión que crean los mitógrafos antiguos, al no ponerse de acuerdo en los lazos filiales de los protagonistas.
Según una de las versiones más conocidas, Prometeo es hijo del titán Jápeto y de la oceánide Asia. Son sus hermanos Epimeteo y Atlante. Es su primo el todopoderoso Zeus.
Prometeo es el benefactor de la humanidad por excelencia. En una ocasión estalló una disputa en Silicón, sobre que partes de un animal sacrificado debían ser ofrecidas a los dioses y con que partes debían quedarse los hombres. Prometeo fue designado juez en la disputa. El titán sacrificó un animal e hizo dos bolsas con su pellejo, en una depositó la carne del animal tapado por las vísceras y en la otra puso los huesos cubiertos con la grasa atractivamente colocada. Una vez hecho esto, le pidió a Zeus que eligiese una bolsa. Zeus eligió la que contenía los huesos con la grasa, que resultaba más agradable a la vista. A partir de aquel momento se le ofrecieron a los dioses los huesos y la grasa del animal, mientras que los hombres se quedaban con la carne.
Zeus tuvo que conformarse con veredicto, pero enfurecido por artimaña en la que había caído exclamó, "Que coman la carne cruda" y se negó a proporcionar a los hombres el fuego. Prometeo decidido a favorecer a los hombres, entró a hurtadillas en el Olimpo, robó el fuego sagrado y se lo entregó a sus protegidos.
Como castigo por su desobediencia, Prometeo fue encadenado a unas rocas situadas en el Caucaso. Todos los días un águila, hija de Equidna y Tifón, le devoraba el hígado, tras ser devorado, el hígado se regeneraba y el ciclo comenzaba de nuevo. Para los hombres, el señor del Olimpo ideó un castigo más sutil. Por orden de Zeus los dioses crearon a la mujer, la adornaron con todos los dones, pero también introdujeron en ella la semilla de la maldad. Esta mujer fue llamada Pandora y aunque Prometeo le había advertido a su hermano Epimeteo, que desconfiase de cualquier obsequio de los dioses, este la tomó por esposa.
Cuando Heracles pasó por el Caucaso, de camino hacia el jardín de las Hespérides, mató de un flechazo al águila y liberó a Prometeo. Como recompensa, el titán le aconsejó que engañase a Atlante, para que fuese él quien recogiese las manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
Prometeo aparece en otra leyenda junto a Heracles. Tras herir el héroe accidentalmente al centauro Quirón con una de sus flechas envenenadas, Quirón deseó morir presa de los terribles dolores que le provocaba la herida. Como el centauro era inmortal, debía transferir su inmortalidad a otra persona para poder morir. Heracles propuso como candidato a Prometeo y así se hizo. El titán, agradecido a Zeus por aceptar su liberación y concederle la inmortalidad, le desveló un antiguo oráculo en el que se predecía que el hijo de Tetis seria más poderoso que su padre. Los dioses, para evitar el peligro de ser depuestos por un vástago de su sangre, decidieron casarla con un mortal.
También encontramos a Prometeo interviniendo en la leyenda del Diluvio. Pero este mito lo relataremos en el apartado de Deucalión, el hijo que Prometeo tuvo junto a su esposa Clímene.
Vamos ahora a ocuparnos de Pandora, que al igual que Eva está considerada la primera mujer.
Resentido Zeus, por verse obligado a aceptar la peor parte de los animales sacrificados, debido al ardid de Prometeo, ideó un plan para vengarse de los hombres.
Ordenó a Hefesto que modelase en arcilla a la primera mujer a imagen de las diosas. Atenea la vistió, las Gracias la enjoyaron, la Horas la cubrieron de flores, Afrodita le proporcionó belleza, sucesivamente los dioses le fueron otorgando todos los dones, pero finalmente Hermes introdujo en ella la semilla de la maldad.
Conocedor Zeus de la inteligencia de Prometeo, en vez de entregarle esta mujer al titán, se la ofreció a Epimeteo. Falto de la agudeza de su hermano, Epimeteo aceptó el obsequio, aunque había sido advertido por Prometeo que desconfiase de los regalos de los dioses.
Epimeteo por encargo de su hermano, custodiaba una vasija donde Prometeo había logrado encerrar a todos los males que azotan a la humanidad. A pesar de que su esposo le había prohibido terminantemente abrir aquella caja, Pandora picada por la curiosidad la abrió. De ella escaparon todos los males esparciéndose rápidamente entre el genero humano, solo quedó la esperanza, que Epimeteo logró atrapar cerrando la caja apresuradamente.
Otra versión, cuenta que este cofre, caja o vasija le fue entregado a Epimeteo por Zeus, como regalo en sus esponsales con Pandora, y que contenía todos los bienes. Al abrirla, Pandora provocó que los bienes regresasen al Olimpo, en vez de quedarse entre los mortales.
Con Epimeteo, Pandora engendró a Pirra.
Mientras Deucalión, el hijo de Prometeo y Clímene, reinaba en Ftía, Zeus enojado con la raza humana, decidió enviar un Diluvio que destruyese a los hombres, debido a sus impiedades.
En una ocasión en la que Deucalión visitó a su padre en el Caucaso, fue advertido por el titán que debía construir un arca para guarecerse de la inundación. Durante nueve días la tierra fue anegada por las aguas, después el nivel empezó a bajar y el arca en el que se cobijaban Deucalión y su esposa Pirra se posó en el monte Parnaso.
Una vez en tierra hicieron sacrificios en honor a Zeus. Satisfecho de su actuación, por mediación de Hermes, Zeus les comunicó que podrían solicitar lo que quisieran, pues les seria concedido. El matrimonio pidió que fuese renovada la raza humana. Entonces Temis se presentó ante ellos diciéndoles "Cubrios la cabeza y arrojad hacia atrás los huesos de vuestra madre". Después de mucho cavilar, la pareja coincidio en que Temis se refería a Gea, la madre tierra, por lo que empezaron a coger piedras y ha arrojarlas por encima de sus hombros. De las piedras que lanzaba Deucalión surgían hombres, de las de Pirra mujeres. Así fue reestablecida la humanidad.
Deucalión y Pirra engendraron a: Anfictión, a Helén, a Melantea, a Pandora y a Protogenia, entre otros.
Helén reinó en Ftía, el mismo sitio de Tesalia en que sus padres Deucalión y Pirra se habían establecido una vez finalizado el Diluvio enviado por Zeus para destruir a la humanidad.
Helén es el héroe epónimo de los helenos y da nombre a toda la raza de los griegos. El territorio ocupado por este pueblo fue denominado Hélade. En principio se nombra con este termino solamente al territorio de Tesalia, más adelante amplia a la Grecia continental, con excepción del Peloponeso y finalmente se denomina Hélade, a la Grecia actual.
Este héroe se casó con la ninfa Orseis, con la que engendró a Doro, a Juto y a Éolo, de los cuales descienden tres de los principales pueblos helénicos: los dorios, los jonios y los eolios.
Prosigamos ahora nuestro relato con Éolo, el hijo de Helén y la ninfa Orseis. Es el héroe epónimo de los eolios. Reinó sobre Magnesia, en Tesalia. Se casó con Enáreta, con ella engendró siete hijos y cinco hijas. Sus hijos más famosos fueron Sísifo y Cánace, esta ultima tuvo unos amores incestuosos con su hermano Macareo. De esta relación, nació Un niño que Éolo arrojó a los perros cuando descubrió el idilio entre sus dos hijos.
Sísifo, el hijo de Éolo y Enáreta, es famoso por ser el más astuto de los hombres y por los quebraderos de cabeza que produjo a los dioses.
Fundó la ciudad de Éfira, que más tarde cambió su nombre por el de Corinto. Nuestro héroe, entre otras cosas, ocupaba su talento en robar a los incautos viajeros que pasaban por la ciudad. Se casó con la pléyade Mérope. Juntos tuvieron a Glauco, a Órnito, a Tersandro y a Halmo.
Sísifo poseía unos magníficos rebaños que paulatinamente iban siendo esquilmados por su vecino, Autólico. A pesar de conocer la identidad del ladrón, Sísifo no podía demostrar los robos. Esto se debía a que Hermes, el padre de Autólico, había concedido a su hijo el don de robar con astucia. Incluso se contaba que podía metamorfosear partes de los animales, como el color o los cuernos. Finalmente Sísifo gravó en el interior de los cascos de los animales, "robado por Autólico". Cuando nuestro héroe acudió a reclamar su ganado y mostró el gravado de sus cascos, el ladrón no pudo seguir negando sus fechorías. Después Sísifo entró en casa de Autólico y sedujo a su hija Anticlea. Algunas versiones cuentan que el propio Autólico le entregó a Anticlea con la esperanza de que engendrase un hijo tan sagaz como él. De esta unión nació Odiseo, más conocido con el nombre que le dieron los romanos, Ulises. Este retoño fue digno hijo de su predecesor, con él hemos vivido numerosas aventuras que son relatadas principalmente en "La Odisea" y parte de "La Iliada" de Homero.
A la muerte de Éolo, su hermano Salmoneo le usurpó el trono de Tesalia. El oráculo le comunicó que podría vengarse de su hermano, a través de los hijos que engendrase con una hija de Salmoneo. Sísifo sedujo a su sobrina Tiro, pero al descubrir esta por casualidad las verdaderas intenciones de su tío, mató a los dos hijos que le había dado. A pesar de todo el oráculo se cumplió, pues el astuto Sísifo, cogió los cadáveres de los infantes y calumnió a Salmoneo. Proclamó que los niños eran fruto de los amores de Salmoneo con su hija Tiro y que él mismo los había matado para ocultar el incesto. Por estas acusaciones Salmoneo fue desterrado.
En otra leyenda aparece Sísifo siendo testigo del rapto de Egina por parte de Zeus. Cuando el dios fluvial Asopo buscaba a su hija Egina, Sísifo se comprometió a revelarle el nombre del raptor a cambio de que el dios abasteciese la ciudadela de Corinto con una fuente estable. Asopo hizo surgir el manantial de Pirene y Sísifo delató a Zeus.
Para castígarle, Zeus envio a Tánato, con la intención de mandarlo al Tártaro. Pero el avispado Sísifo encadenó a Tánato, durante varios días no murió nadie hasta que Zeus se vio obligado a intervenir.
Una vez liberado, el primero en morir fue Sísifo, pero el héroe había aleccionado a su esposa Mérope para que no le tributase honores fúnebres. En el Tártaro, Hades le recriminó porque su familia no había cumplido con los ritos acostumbrados. Sísifo pidió permiso para regresar al mundo de los vivos y castigar a su mujer por descuidar sus deberes de esposa. Con esta treta, Sísifo consiguió volver al mundo de los vivos y solo retornó al Tártaro a una avanzada edad, arrastrado a la fuerza por Hermes.
Por todas estas burlas, los jueces de los muertos le impusieron un castigo ejemplar, que lo mantuviese continuamente ocupado y no le dejase tiempo para idear nuevas artimañas. Sísifo fue condenado a empujar una enorme piedra hasta lo alto de una pendiente, pero apenas la roca tocaba la cima, rodaba hasta su primera posición y el héroe se veía obligado a comenzar de nuevo.
Ahora proseguiremos el relato de esta saga familiar con Glauco, el hijo de Sísifo y Mérope. Glauco heredó de su padre el trono de Éfira, la futura Corinto.
Existen varias leyendas sobre este soberano y todas ellas tratan su muerte. Una de ellas relata como Glauco participó en unos juegos fúnebres en honor a Pelias. En la carrera de carros fue derrotado por Yolao. Más tarde, fue devorado por sus propios caballos, ya fuera porque estos habían bebido de una fuente encantada o como un castigo impuesto por Afrodita. La diosa del amor se había irritado con Glauco por impedir a sus caballos que copulasen para que corriesen más.
Otro mito cuenta que tras beber de una fuente que confería la inmortalidad, se arrojó la mar y se transformó en un dios marino, que anunciaba la muerte a los marineros.
Se casó con Eurímede con la que tuvo a Belerofontes y a Pirén.
Belerofontes, al igual que otros héroes griegos tiene una doble paternidad, con Poseidón como padre divino y Glauco como padre humano, su madre seria Eurímede.
Algunas partes del mito de este héroe presentan una gran controversia. Todas versiones coinciden en que la expulsión del héroe de su Corinto natal, se debió a una muerte, aunque difiere el nombre del finado y si fue una muerte o no, accidental. El difunto pudo ser Delíades, Pirén, Alcímedes o Bélero, señor de Corinto y del que podría venir el nombre de Belerofontes, que significa matador de Bélero.
Tras su destierro Belerofontes acudió a la corte del rey Preto, en Tirinto, con la petición de que lo purificase. Por desgracia Estenebea, la esposa de Preto, se enamoró del héroe e intentó seducirlo. Como Belerofontes la rechazó, para vengarse le denunció ante su marido por acoso. Preto temiendo el castigo de las Erinias, si rompía las reglas de la hospitalidad matado a un huésped, ideó una forma de librarse del héroe, sin que la culpa de la muerte cayese sobre sus hombros.
Envio a nuestro héroe a la corte de su suegro, Yóbates, con una carta en la que le indicaba que diese muerte al portador de la misiva. Por suerte para Belerofones cuando Yóbates leyó la carta, el héroe llevaba varios días hospedado en su casa. De manera que tampoco Yóbates, se atrevio a atacar directamente al muchacho. Para seguir las instrucciones de su yerno sin peligro, envio a Belerofontes a matar a la Quimera, seguro de que no regresaría vivo de tal empresa.
Lo primero que hizo Belerofontes fue consultar con el adivino Poliido, quien le reveló que para facilitar la prueba, primero devia capturar al caballo alado Pegaso.
Abramos ahora un paréntesis en las aventuras de Belerofontes para hablar de Pegaso, tema que quizás interese especialmente al lector, debido a la extensa fama de este mítico animal.
Pegaso es un caballo alado. Como hemos visto en la leyenda de Perseo, Pegaso era un hijo de Poseidón y Medusa. Salió junto a su hermano Crisaor del cuello de Medusa, una vez cercenado por Perseo. Otra versión del mito, supone que fue engendrado al fecundar la tierra la sangre de Medusa, después de ser decapitada. Sea como fuere, tras nacer, Pegaso voló hasta el Olimpo donde se puso al servicio de Zeus. En la morada de los dioses se ocupaba de llevar a señor del Olimpo el trueno y el relámpago.
En cierta ocasión el Helicón, monte donde habitaban las Musas, se hinchó tanto de orgullo al oírlas cantar, que amenazaba con llegar hasta el cielo. Pegaso fue enviado por Poseidón a golpear con sus cascos el Helicón e indicarle que recobrase sus dimensiones normales. De este golpe surgió la fuente de Hipocrene, que significa fuente del caballo. Otro tanto se cuenta de la fuente de Trecen. En la vida de este corcel el agua aparece como un tema recurrente, lo cual no es extraño ya que la palabra pegé, de la que proviene su nombre, en griego significa fuente.
Interviene de manera destacada en las aventuras de Belerofontes. Según la versión, Pegaso le es entregado al héroe por Poseidón, o por Atenea, y aún existe otra versión en la que Atenea le entrega al héroe una brida de oro para domar al caballo y Belerofontes encuentra al corcel bebiendo placidamente en la fuente de Pirene. Montado sobre sus lomos, Belerofontes mató a la Quimera y venció al las Amazonas, entre otras aventuras.
Cuando Belerofontes intentó alcanzar el Olimpo subido en su corcel, Zeus mando un tábano que encabrito al caballo y el jinete fue despedido de su montura. Pegaso continuo el viaje y se puso de nuevo al servicio de Zeus. Finalmente fue trasformado en constelación.
Tras esta pausa, retomaremos el relato de las aventuras de Belerofontes. Atenea le entregó al héroe una brida de oro y con ella consiguió reducir a Pegaso que se encontraba bebiendo en la fuente de Pirene.
Una vez tuvo dominado al corcel, se dirigió a la morada de la Quimera. Primero la aseteó con sus flechas y después con una lanza, encajó entre sus mandíbulas un trozo de plomo, el aliento ígneo del engendro derritió el plomo, que se introdujo en sus entrañas abrasándola.
Aunque sorprendido del éxito de la empresa, no por ello perdio Yóbates de vista la petición de su yerno. De manera que primero envió a Belerofontes a luchar contra los Sólimos, después lo enfrentó contra las Amazonas, luego le encomendó la misión de eliminar a unos piratas liderados por un tal Quimároo. Finalmente, Yóbates le tendio una emboscada de la que salió indemne.
Convencido de la valía del héroe, le mostró la carta con el encargo de Preto, le nombró su heredero y le concedió la mano de su hija Filónoe.
Con su esposa engendró a Isandro, a Hipóloco y a Laodamía. Pero Belerofontes enorgullecido de sus éxitos, montó sobre su caballo Pegaso con la intención de subir al Olimpo. Zeus castigó su exceso de Hibris enviando un tábano que pico al corcel, este encabritado tiró a su jinete. Algunas versiones cuentan que el héroe murió en la caída, otras relatan que sobrevivió ciego, cojo y agobiado por la maldición de Zeus.
Ir a Mitología 3