DE ORIENTACIÓN Y SERVICIO

      un grupo del cuarto milenio
      para el tercer milenio
 

       Y

  ENIGMAS DEVELADOS

Las Puertas de la Sabiduría se han abierto
para todos sin excepcióN
.

 

Presentan:

 

Hombres de Negro

 2ª parte

 

 Desde los años cincuenta la gente que ha investigado seriamente sobre OVNIs han sido repetidamente molestada con misteriosas llamadas telefónicas y entrevistas directas, acompañadas por sutiles amenazas. Han ocurrido accidentes extraños, ha muerto gente en circunstancias misteriosas y, en general, se ha hecho quedar bien claro que investigar demasiado a fondo en la naturaleza de los OVNIs era meterse en problemas. 

Los Hombres de Negro son los responsables de todos estos hechos, tanto de intimidación como de "lavados de cerebro" de aquellos que dijeron ver algo desconocido. Todo el mundo se deshace en conjeturas sobre la identidad de estos hombres de negro. En un principio, los investigadores pensaron si serían agentes del gobierno, porque muchas veces decían ser de la CIA o de las altas jerarquías de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, exhibiendo las correspondientes tarjetas de identificación. Luego, los informes sobre sus visitas se hicieron tan frecuentes que los organismos gubernamentales se empezaron a preocupar y a desmentir los rumores que los asociaban con los MIB. Aparentemente, el asunto parecía preocuparles tanto como a los demás.

En septiembre de 1953, estos individuos visitaron al experto en OVNIs Albert K. Bender, organizador de la oficina internacional de platillos volantes que había emprendido en serio la tarea de aclarar los misterios en torno a dichos objetos voladores.

 

 

 

Bender pensaba que había dado con la solución y poniendo sus opiniones por escrito, las envió por correo a un amigo. Cuando estos individuos llegaron, tenían en su poder el material, que nunca llegó a su destino. Le dijeron que había sido el único entre todos los investigadores en dar con la respuesta. Para su edificación, le añadieron unos cuantos detalles más que no conocía, asustándole de tal forma que se puso enfermo y no probó bocado en varios días. A partir de entonces, Bender fue un hombre cambiado, que no quiso volver a hablar de OVNIs con nadie. Terminó escribiendo un libro titulado Flying Saucers and the Three Men (Los platillos volantes y los tres hombres), en el que dijo que contaría todo lo que le había sucedido. En realidad lo único que hizo fue complicar más las cosas cuando mencionó su proyección astral a una base de platillos volantes situada en el Antártico. El libro parecía ser sólo una tapadera de lo que había ocurrido en realidad.

Bruce Cathie, estando en Nueva Zelanda, fue abordado en un hotel, durante uno de sus vuelos. Había dado a conocer que llevaba consigo fotografías de las misteriosas antenas que se estaban multiplicando en la zona donde vivía. Tres individuos se hallaban sentados en una mesa cercana, y uno de ellos se le acercó y trató de darle conversación, mientras las fotos estaban sobre la mesa, a su vista. El hombre trató de que Cathie le dijera su nombre y una dirección donde se le pudiera localizar. Cathie estaba preparado para esto y no accedió. Finalmente, se disculpó y subió a su habitación, volviendo a bajar para poner sus fotos en la caja fuerte del hotel. Los hombres ya no estaban allí, y al preguntarle a la chica de recepción cuándo habían pasado por allí, ella le dijo que nadie se había marchado. Pareció como si seres se hubiesen desvaneccido literalmente en el aire.Albert K. Bender

Albert K. BenderOtro investigador tuvo una importante demostración aún más espectacular de esta capacidad cuando los tres hombres le visitaron en su trabajo, a primera hora de la mañana, ordenándole que abandonase ciertas líneas de investigación que estaba siguiendo.

 

 

 

Él les aseguró que ya había pensado hacerlo y se marcharon por una puerta cercana. El investigador les siguió inmediatamente, abriendo la puerta sobre un pasillo vacío impregnado de un olor como el que hubiera dejado una fuerte descarga eléctrica. En un instante, los hombres se habían esfumado.

Uno de los más interesantes contactos con los hombres de negro tuvo lugar el 9 de enero de 1967 en casa de Edward Christiansen, en Wildwood, New Jersey. A las cinco y media de la tarde, un hombre de extraño aspecto llamó a la puerta. Cuando le abrieron, dijo que pertenecía a la Oficina de Localización de Herederos, y que era posible que el señor Christiansen hubiera heredado mucho dinero. Se hizo pasar al forastero, y se vio que era un tipo poco corriente, con una estatura de casi dos metros, hombros muy anchos, y que debía pesar alrededor de los ciento veinte kilos. Llevaba un largo abrigo negro de tela muy fina, y un gorro de estilo ruso. Al quitárselo, descubrió una gran cabeza con el pelo cortado al rapé y una zona perfectamente redonda que parecía afeitada. Tenía los ojos saltones como si padeciese de tiroides, y uno de ellos era vidrioso y mal sincronizado con el otro. Gigi, el perro de los Christiansen, le cogió una aversión inmediata, que hizo patente con sus gruñidos y ladridos.

El hombre empezó a hacer una serie de preguntas sobre los datos personales de Edward Christiansen, dando la explicación de que era para averiguar si se trataba del hombre que mencionaba el legado. Tenía una voz curiosamente metálica, que parecía emitida por el altavoz de un computador, monótona y fría. Cuando se sentó, sus pantalones, ya bastante cortos, se levantaron, y Mrs. Christiansen y su hija Connie observaron fascinadas un cable verde que le salía del calcetín y subía por su pierna, pareciendo entrar en ella por una muesca antes de perderse en sus pantalones. Con esto y con su singular aspecto pálido y enfermizo, aquel forastero tenía una apariencia singular. Cuando se le ofreció tomar algo rehusó y dijo que dentro de diez minutos necesitaría un vaso de agua. Durante la entrevista, la familia observó que su rostro se iba poniendo cada vez más rojo, hasta que terminó pidiendo el vaso de agua, que se bebió de un trago con una gran píldora amarilla. Esto pareció devolverle a sus estado normal.

Al terminar la visita. Mrs.Christiansen decidió observar la marcha del hombretón. Desde la oscuridad de la puerta de su cocina, le vio hacer una llamada con la mano, y un Cadillac negro del año 1963 surgió de las sombras con las luces apagadas. El desconocido entró en él y se fue.

Al día siguiente, el señor Christiansen recibió una llamada telefónica con una voz femenina que le explicó que el Edward Christiansen que buscaba la oficina de Herederos había sido localizado en California. Él le dió las gracias y colgó. El anterior mes de noviembre, la familia Christiansen había visto un OVNI; parece ser que esto fue lo que provocó la visita de uno de los hombres de negro, aunque no se mencionó para nada la visita ni se le hizo amenaza alguna.

 

 

 

La historia de los MIB está tan llena de incongruencias como todos los demás aspectos de las experiencias con OVNIs. Se han presentado muchas teorías sobre la identidad de estos "hombres". La más coherente es que se trata de ex agentes que no responden a la Seguridad Oficial y están en alianza con ETs del Área 51.

 

 

 

Mientras sigan las investigaciones, seguiremos en contacto con ellos por una u otra razón.