He
encontrado unos documentales que hablan sobre un asunto que lleva tiempo
pululando por Internet y que ha ganado muchos adeptos entre aquellos que
quieren creer que hay un tinglado monumental tras el gobierno que nos
oculta las verdades más reveladoras: la teoría de la Tierra
hueca.
Esta imagen representa, más o menos, lo que enuncia esta teoría.
O sea, propone una Tierra hueca, cuyas paredes interiores están
habitadas por civilizaciones súper avanzadas y contienen dos grandes
aperturas en los polos, todo ocupado por una estrella central.
Básicamente, todo lo que
falla con esta teoría tiene que ver con la gravedad.
Es difícil encontrar información sobre las medidas de la Tierra hueca,
porque parece que cada uno lo interpreta a su manera. Una de las fuentes
que hemos encontrado dice que, según
esta teoría, la corteza terrestre mediría unas 800 millas de espesor (1.280
km). Como la Tierra mide 12.756 km de diámetro, nos quedaría una esfera
hueca de 10.196 km ancho en el interior del planeta.
Donde hay materia, hay gravedad, ya que la masa tiende a atraer las
cosas hacia sí. La Tierra es un objeto macizo, un montón de materia
acumulada en forma de esfera que lo arrastra todo hacia su superficie en
la medida que puede. Si estuviera hueca, la masa concentrada en el
exterior tendería a atraer cosas en dos direcciones: todo
lo que está fuera de la esfera caería sobre la superficie exterior y
todo lo que está dentro de la esfera hacia la pared interior.
Como resultado, la fuerza
gravitatoria que sentiríamos en la superficie sería muchísimo menor,
ya que sólo unos 1.280 km de masa bajo nuestro pies estarían tirando de
nosotros (a menos que la Tierra tuviera una densidad similar a la del
plomo), frente a los 6.378 km que lo hacen en la vida real.
Pero los creyentes de la Tierra hueca han solventado este problema de
una manera imaginativa: tiene
que existir una estrella central que ilumina el interior de la Tierra
hueca y, además, le otorga la masa que le falta para que podamos
experimentar la gravedad tal como la vemos.
A ver qué tiene que decir la astrofísica al respecto.
La masa mínima para que una estrella se encienda es
0.08 masas solares, es decir, 12.5 veces menor que la masa del sol.
Cualquier cosa por debajo
de este límite no será lo suficientemente masiva como para generar la
presión necesaria en su núcleo para encender los procesos de fusión
nuclear que hacer brillar
una estrella.
Para hacernos una idea, Júpiter tiene una masa de 0.0009546 masas
solares (1048 veces menos que la masa del sol) y mide unos 140.000
kilómetros de diámetro. Una
estrella debería tener una masa 83.8 veces mayor que la de Júpiter, con
su correspondiente aumento de diámetro, para encenderse y empezar a
brillar. La Tierra,
con sus 12.756 km de diámetro, no sería capaz de albergar algo tan
grande en su interior por muy hueca que estuviera.
Pero aún hay esperanza para los tierrahuequenses.
La única manera de que exista una estrella en el centro de la Tierra
hueca es que algo o alguien hubiera introducido artificialmente una
enana blanca en su interior,
el remanente super compacto de una estrella convencional muerta.
Asumamos, pues, que una enana blanca que se movía por el espacio en una
dirección aleatoria pasó justo por el supuesto hueco de uno de los polos
terrestres y, por algún motivo, quedó confinada en el interior de
nuestro planeta en vez de destruirlo. O, mejor, imaginemos que una
civilización avanzada introdujo la estrella con alguna tecnología
increíble para mudarse a vivir al interior de nuestro planeta (el tema
que tratamos es un disparate de por sí, no veo por qué no podemos hacer
estas suposiciones).
Las enanas blancas son
núcleos muy densos que quedan después de que una estrella de tamaño
medio se quede sin combustible y expulse al espacio sus capas externas
y, pese a lo que diga su nombre, estas estrellas no tienen por qué
ser de color blanco. De media suelen
medir unos 7.000 km. de radio (similar
al de la Tierra) y tener una masa parecida a la del sol. Para nuestro
caso, tomaremos como referencia la estrella A.C.+70º8247, la estrela más
pequeña conocida (una enana blanca), que tiene un
diámetro de la mitad del de la Tierra y
una densidad de unos 1.000.000.000 kg/^3, así que su masa será de
1.36*10^29 kg.
A escala, el panorama no pinta tan mal...
... hasta que tenemos en cuenta que la única estrella que cabe dentro de
la Tierra se manifestaría
en la superficie en forma de una fuerza gravitatoria 100.000 veces la
que sentimos actualmente.
¿Sientes que tu barbilla roza mucho el suelo últimamente? ¿No? Entonces
podemos descartar que haya una estrella en el interior de nuestro
planeta.
Otra cosa interesante de las
estrellas es que emiten muchísimo calor. El rango de temperaturas de
la superficie de una enana blanca puede ser muy dispar: desde 150.000ºC en el momento de su formación hasta
lo 6.000ºC que alcanza al enfriarse unos millones de años después.
Por otra parte, el
supuesto interior hueco de la Tierra no
está vacío, sino que contiene
aire que circula entre la atmósfera exterior y la gigantesca cavidad
interna (¿qué iban a
respirar si no los habitantes del interior del planeta?). El aire, en
contacto con cosas muy calientes,
suponiendo que la superficie de una enana blanca no reaccionase
violentamente con la materia ordinaria, tiende a absorber calor y, como sabrá todo
aquel que tenga una habitación pequeña y una estufa, en espacios
cerrados no tarda en acumularse el calor.
Es decir que los señores terrahuequenses quieren
hacernos creer que podría haber vida en las paredes interiores, pese
a la calefacción central de casi 7.000 km de diámetro que ardería, como
poco, a 6.000º C en el interior de la Tierra hueca.
Justo al colgar esta
última imagen, nos hemos dado cuenta de que se nos ha olvidado
representar los supuestos agujeros en los polos por
los que puede accederse al interior hueco de la Tierra. Esto nos ha
llevado a una nueva y reveladora conclusión:
El humor de Ciencia de Sofá sufriendo
insomnio a las tres
y media de la madrugada.
y media de la madrugada.
Y esto nos lleva a la siguiente genialidad.
Los caballeros de la
Tierra hueca podrían
atribuir el hecho de que haya actividad volcánica en la superficie
terrestre a que una estrella estuviese calentando y fundiendo las capas
internas de la Tierra, pero acabamos
de demostrar que tener una estrella en el interior de nuestro planeta es
inviable. Sin una estrella, no
deberían existir fotos como esta.
A menos que National Geographic esté
metido en el ajo.
Así que no nos preocupemos: lo único hueco que hay en esta teoría es la cabeza de sus creadores.