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un
grupo del cuarto milenio
para el tercer milenio
SAMHAIN
HALLOWEEN Y EL PENSAMIENTO BINARIO:
La abominación absoluta de Halloween y su tosca oposición con las fiestas de la Pachamama, en cambio, no lo son. Expresan una matriz de pensamiento binario - sí o no - y la lógica del tercero excluido - si es A no puede ser B - que renuncia a indagar en los antecedentes.
Si se hiciera esa indagación histórica - sin demasiado esfuerzo - podría surgir quizás otra oposición, también reduccionista, pero no tan binaria. Y la podríamos expresar así: No a Halloween, sí a Samhain, que es como la Pachamama de los Celtas, el año nuevo natural de irlandeses, escoceses, gallegos y asturianos antes de la colonización cristiana.
Porque Halloween - condensación All Hollows' Eve, Víspera del Día de Todos los Santos - fue la expropiación, por parte de la Iglesia, de las fiestas paganas de Wiccas y Druidas, consideradas "heréticas". Tal expropiación redujo al 31 de octubre una fiesta que, en realidad, duraba entre cinco y siete días, en la luna llena entre el equinoccio boreal de otoño y el solsticio de invierno, comenzando alrededor del 7 de noviembre, mes de Samonio (Samhain), cuando se iniciaba la mitad oscura del año.
La coincidencia más o menos simétrica con el año nuevo austral originario, también en torno de una luna llena, no es accidental: Los pueblos elegían el fin de la cosecha y el inicio del tiempo de guarda - con el encendido de los hogares - para marcar el final de un ciclo y el inicio del otro. Los revolucionarios franceses recogieron esta vuelta a lo natural para confeccionar su nuevo calendario, que iniciaba el 22 de septiembre, rebautizado 1º de Vendimiario. Este adelanto de la fecha, así como el atraso a la última de las cosechas gruesas, a fines de diciembre, tampoco era caprichoso: En distintas latitudes, ritos similares elegían fechas diferentes para marcar el hito anual, pero siempre entre finales de septiembre y de diciembre.
Es la secuencia de los ciclos agrícolas, asociados con los buenos espíritus y la honra de los antepasados, lo que la Iglesia más tarde vino a "bendecir", alcanzando el punto máximo al fechar el nacimiento de Jesucristo en la noche del 24 de diciembre, en torno del solsticio de invierno. Más, aún se apropió de la conífera que los celtas adornaban con bebida y alimento y coronaban con fuego para guiar a los viajeros extraviados en los bosques, y la convirtió en árbol de Navidad, con la estrella de Belén en lugar de la linterna ígnea.
Halloween es colonizante hoy porque lo fue en la Edad Media. Pero no siempre fue así. Su arraigo en los Estados Unidos fue obra de los inmigrantes irlandeses, expulsados de su tierra natal por la Gran Hambruna de 1845-49, secuela del saqueo y la invasión dictatorial británica al mando de Cromwell dos siglos antes. Los irlandeses, despojados de su tierra por los británicos, llevaron Halloween a su nueva patria para celebrar la recuperación de la labranza. Por muchos años, antes y después de la cristianización, Halloween-Samhain fue una fiesta de la libertad y del goce del los frutos de la tierra.
La palabra Halloween tiene sus orígenes en la Iglesia Católica. Es una contracción de la oración en inglés All Hallows Eve que significa "El Día de Todos los Santos" y es una fiesta religiosa católica que se celebra el 1 de noviembre, conmemorando al día siguiente la fecha de "Fieles Difuntos".
Ha sido practicada desde hace más de tres mil años por los pueblos celtas que han poblado toda Europa.
En la actualidad Samhain continúa celebrándose por los seguidores de movimientos religiosos neo-paganos, como la
wicca y el druidismo.
Sobre la religión de los druidas, no sabemos mucho pues no escribieron sobre ella, todo se transmitía de generación en generación. Sí sabemos que las festividades del Samhain se celebraban muy posiblemente entre el 5 de noviembre y el 7 de noviembre (a la mitad del equinoccio de otoño y el solsticio de invierno) con una serie de festividades que duraban una semana, finalizando con la fiesta de «los espíritus» y con ello se iniciaba el año nuevo celta. Esta fiesta de los espíritus era una de sus fiestas principales pues celebraban lo que para los cristianos sería el «cielo y la tierra» (conceptos que llegaron solo con el cristianismo). Para ellos el lugar de los espíritus era un lugar de felicidad perfecta en la que no había hambre ni dolor. Los celtas celebraban esta fiesta con ritos en los cuales, los sacerdotes druidas, sirviendo como «médium», se comunicaban con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortal. Se dice que los «espíritus» de los ancestros venían en esa fecha a visitar sus antiguos hogares.
Desde el siglo IV la Iglesia de Siria consagraba un día a festejar a «Todos los Mártires». Tres siglos más tarde el Papa Bonifacio IV (615) transformó un templo romano dedicado a todos los dioses (panteón) en un templo cristiano dedicándolo a «Día de todos los Santos», a todos aquellos que los habían precedido en la fe. La fiesta en honor de Todos los Santos inicialmente se celebraba el 13 de mayo, pero fue el Papa Gregorio III (741) quien la cambió de fecha al 1 de noviembre, que era el día de la «Dedicación» de la Capilla de Todos los Santos en la Basílica de San Pedro en Roma. Más tarde, en el año 840, el Papa Gregorio IV ordenó que la Fiesta de «Todos los Santos» se celebrara universalmente. Como fiesta mayor, ésta también tuvo su celebración vespertina en la «vigilia» para preparar la fiesta (31 de octubre). Esta vigilia vespertina del día anterior a la fiesta de Todos los Santos, dentro de la cultura Inglesa se tradujo al inglés como: «All Hallow's Eve» (inglés: All Hallow's Eve, «(Vigilia de Todos los Santos»)?. Con el paso del tiempo su pronunciación fue cambiando primero a «All Hallowed Eve», posteriormente cambio a «All Hallow Een» para terminar en la palabra que hoy conocemos «Halloween».
Existen algunas prácticas tradicionales en las naciones celtas que aún conservan la herencia de dicha fiesta, como las diásporas irlandesa y escocesa.
La misma palabra fue usada para nombrar un mes en el antiguo calendario celta, en particular a las primeras tres noches de este mes con el festival marcando el final del verano y de las cosechas. En los idiomas gaélicos «Samhain» es la palabra para «noviembre» y puede significar «fin del verano».
El calendario celta dividía el año en dos partes, la mitad oscura comenzando en el mes de Samonios (lunación octubre-noviembre), y la mitad clara, comenzando en el mes de Giamonios (lunación abril-mayo). Se consideraba que el año comenzaba con la mitad oscura, así Samonios se convertía en el año nuevo celta. Todos los meses comenzaban con la luna llena y la celebración del año nuevo tomaba lugar durante las «tres noches de Samonios», la luna llena más cercana entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Las lunas llenas marcaban el punto medio de cada mitad del año durante las cuales se celebraban festivales. El calendario de Coligny marca la luna de pleno verano, sin embargo, omite la de pleno invierno. El calendario fue diseñado para alinear las lunaciones con el ciclo agrícola, y la posición astronómica exacta del Sol se consideraba menos importante.
En la Irlanda medieval, Samhain permaneció como la principal festividad, celebrado con una gran asamblea en la corte real de Tara, durando tres noches, consistente con el testimonio galo.
La festividad céltica del Samhain se describe como una comunión con los espíritus de los difuntos que, en esta fecha, tenían autorización para caminar entre los vivos, dándosele a la gente la oportunidad de reunirse con sus antepasados muertos. Para mantener a los espíritus contentos y alejar a los malos de sus hogares, dejaban comida fuera, una tradición que evolucionó convirtiéndose en lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces.
Después de que los romanos conquistaran gran parte de los territorios celtas, estos influenciaron el mundo céltico con sus festivales a la diosa romana de la cosecha, Pomona. Más tarde, los cristianos calificaron las celebraciones celtas como una práctica herética, destruyendo bajo este pretexto gran cantidad de la cultura, monumentos, y tradiciones celtas, para afianzar su dominio político y social del viejo continente. Fue la época de sometimiento de los pueblos libres paganos, que eran convertidos al cristianismo demonizando sus creencias, adoptando sus festivales, y convirtiéndolos al cristianismo. Así, el de Samain se convirtió en el día de Todos los Santos, de donde deriva el nombre inglés de Halloween.
Por el Samhain era costumbre vaciar nabos (posteriormente calabazas, debido a una tradición irlandesa) para ponerles dentro velas. Varios siglos después, esta tradición (que renace en la actualidad gracias al movimiento neo-pagano) tiene continuidad en el actual Halloween, exportación de los irlandeses a Estados Unidos en el siglo XIX y principios del XX.
Rafael López Loureiro, maestro de escuela de Cedeira (La Coruña) fue el responsable de redescubrir esta tradición y comprobar que existía por toda Galicia hasta hace menos de treinta años, con el nombre de Magosto. Además, también comprobó su pervivencia en el norte de Cáceres, alrededor de la zona en la que están situadas las aldeas de habla gallega, y en zonas de Zamora y de León cercanas a Galicia y donde la lengua y las tradiciones gallegas están muy arraigadas. Además, este estudioso analizó la relación de la costumbre de las calabazas con el culto a la muerte y a semejanza con las tradiciones hermanas de las islas británicas. Hasta llegó a detectar peculiaridades como la de Quiroga (Lugo), donde la calabaza tallada se seca y se conserva para usarla como máscara en el Entroido. Su trabajo sobre esta tradición, recogido en el libro “Caliveras de melón” (calaveras de melón) y en otra de posterior aparición, empezó a llamar la atención de los antropólogos. Lo que no tuvo en cuenta López Loureiro es la relación entre el Samain y Magosto.
Hoy en día se empieza a celebrar Halloween, Samhain o Samaín (adaptación al gallego de la palabra gaélica) en algunas de las ciudades y pueblos de Galicia, como La Coruña, Ferrol, Cedeira, etc., dejándose arrastrar por la actual fiesta de halloween con un claro interés comercial en nuestro país. Sin embargo, la celebración tradicional tiene una gran fuerza desde hace tiempo, principalmente en el Sudeste de Galicia, en la provincia de Orense.
En la villa de Ribadavía se celebra cada 31 de octubre la fiesta "a noite meiga" (la noche embrujada) en la que la ciudad "se llena" de fantasmas, brujas, vampiros... El castillo es lugar de un gran pasaje del terror, entre otras actividades.
En Eire era la "Cally Berry", en Inglaterra "Black Anis", en Cornwall "Cailleach
Corca Duibhne", en la Isla de Man "Cailleach ny Groamch" y en Gales "Cailleach
Bolus".
La llegada de la Fiesta indicaba que el año agrícola había terminado y
por lo tanto toda tarea o actividad de Samos, había que abandonarla para
dar paso a las nuevas tareas, acciones y actitudes.
El contrato que la tribu tenía con la Tierra, en cuanto a los beneficios
en frutos que ella daba, promocionada por las divinidades, ya había
vencido y no se renovaría hasta Imbolc.
La Fiesta de Samhain, la fiesta más solemne, la fiesta de los muertos,
de los muertos del ciclo pasado se iniciaba en la víspera y como en la
de Beltane, su opuesta, se encendían hogueras en las cimas de las
colinas aunque en esta ocasión era en el crepúsculo, en la oscuridad.
El ganado, -riqueza celta- se conducía hacia la hoguera principal con el
fin de iniciar el ritual de protegerlo y bendecirlo con su paso por
entre las llamas y el humo.
En los cuentos y leyendas celtas se relatan historias de cómo los
pueblos de Sidhe, es decir, el pueblo feérico también celebraba Samhain,
o mejor dicho, lo patrocinaban, pues también era su Fiesta.
Dicen algunas leyendas celtas que las hadas en esta fecha podían tomar
maridos mortales y todas las grutas y túmulos que daban acceso a su
mundo permanecían con sus senderos, antes casi impenetrables, accesibles
para los mortales más osados que quisieran echar un vistazo a su
fabuloso Mundo encantado.
Cuando comenzaba el banquete, algunas tribus tenían por costumbre dejar
un hueco entre los comensales para los fallecidos que quisieran unirse
al banquete. Este gesto era algo más que reverencia por los fallecidos y
antepasados, era la firme creencia de que no había demasiada distinción
entre el mundo visible de los vivos y el invisible de los muertos. En
otras tribus se creía que en esta primera noche venían muchos visitantes
del Otro Mundo, algunos incluso que no habían sido invitados a la esfera
humana, aún y así la hospitalidad que se imponían nuestros antepasados
rebasaba la acogida. Se abrían todos los portones y ventanas con el fin
de que entraran todos los espíritus que lo desearan y participaran de la
solemnidad de la fiesta, por esto mismo dejaban comida preparada en un
espacio a ellos destinado, con la terminante prohibición de que nadie
tocara, ni tomara esos alimentos, mientras durasen los festejos.
En Gales ésta comida recibía el nombre de "la comida para la embajada de
los muertos" (bwyd cennad y meirv), en Bretaña era "la comida para la
fiesta de los muertos" (boued gouel an Anaon).
Otra costumbre entre tribus celtas consistía en atribuir a ciertos
personajes de la tribu, normalmente los más empobrecidos, el papel
simbólico de embajadores de los muertos, conocidos con el nombre de "cenhadon
y meirv" estos individuos iban de hogar en hogar demandando la comida
para los difuntos, que los anfitriones preparaban para la ocasión,
recibían el nombre de "tortas de almas" o "pice rhanna"(Gales), las
cuales comerían como representantes carnales de los parientes difuntos
del anfitrión, en este caso, la comida de los muertos no era tabú, sino
que al contrario se convertía en una manifestación de solidaridad, a la
par que un fortalecimiento de la tribu.
Cuando llegó el cristianismo este ritual, no desapareció sino que
sorprendentemente se fortaleció. Después de la cena, los celtas de
antaño tiraban a la hoguera de Samhain ofrendas y objetos que
simbolizaban los anhelos o padecimientos de las personas que querían que
se cumplieran o sanaran. De esta hoguera principal se encendían teas con
las que se prendían las hogueras caseras de la tribu. Con estas nuevas
llamas se simbolizaban los proyectos y nuevas esperanzas para el ciclo
próximo que pretendían renacer.
En Eire se anunciaba el inicio de la fiesta con diversos juegos y
carreras en honor de Tlachtga, una arcaica diosa madre, que era la misma
que dio nombre a la famosa Cailleach y a la Morrigan.
Así es que la Cailleach venía a presidir la Fiesta y celebraba el
acontecimiento acoplándose a El Dagda, otra arcaica divinidad celta y
Dios del Draidecth, fundador del druidismo, ambas divinidades
representaban las primigenias fuerzas antiguas, responsables de la
muerte y del renacimiento.
A pesar de la cristianización posterior de los celtas, estas
celebraciones se mantuvieron, incorporándose a la nueva religión.
Samhain se transformó en All Hallows o "Noche de Todos los Santos",
popularmente conocida hoy día por Halloween. También en Inglaterra
resucitó el viejo espíritu en la Fiesta denominada "Guy Fawkes", que se
celebra por todo el país con fogatas y fuegos artificiales. Aquellos
antiguos celtas que fabricaron el Calendario de Coligny, se refirieron a
la fiesta de Samhain como Trinouxtion Samonii, lo que implica que la
fiesta duraba 3 noches y ocurría en el mes de Samonios, que es el primer
mes según este calendario.
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