Psicointegración 6-7-07. Camino hacia la luz |
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Sección Psicointegración y Psicoauditación |
De Jorge Olguín.
En el mundo espiritual hay infinidad de caminos que acercan al Absoluto, infinidad de caminos. Incluso dentro de nuestro mundo, el planeta tierra, hay infinidad de vertientes: católicas apostólicas, católicas cristinas, cristianas disidentes, cristianas evangélicas que se llaman protestantes, musulmanas, judías, sintoístas, budistas… hay un montón de vertientes. Sí puedo decir que si bien es importante el tener una vertiente para aquellas personas que necesitan afianzarse a algo, fuera de sí mismos, hasta tanto aprendan a afianzarse de sí mismos, no deja de ser un buen resultado, no deja de ser un buen resultado porque de alguna manera se acercan a lo que es la parte espiritual. La falla en muchas de esas vertientes es que son doctrinarias, son absolutamente dogmáticas, siembran el miedo, siembran un respeto mal entendido hacia el supuesto Creador, orientan a los seguidores en base a premios y castigos, haz tal obra y tendrás tal premio, se indiferente y tendrás tal castigo y así sucesivamente, cuando lo correcto, lo real es que nuestros actos traen una consecuencia, consecuencia buena o consecuencia mala de acuerdo a si nuestros actos son altruistas u hostiles. Este es el verdadero mensaje; el verdadero mensaje es que si bien nosotros de distintas maneras podemos acercarnos a Dios, la manera correcta es hacer actos altruistas, actos absolutamente altruistas. Tenemos un gran enemigo que es el ego y sus roles, la persona que tiene roles del ego se ofende, monta en cólera, es absolutamente susceptible, incluso sé de muchas personas que comienzan el camino hacia la Luz y que por distintas razones en ese camino luego se vuelven susceptibles, se ofenden y fracasan, abandonan el camino, luego se sienten resentidos. Les es más fácil echar la culpa al entorno que les rodea que hacerse responsables de sus propios actos, porque el ego nunca se hace responsable y entonces la persona manejada por ese ego hace responsable a los demás. Y el defecto de hacer responsables a los demás es, primero que la persona nunca va a ser responsable de sus actos, y dos que va a montar en un rencor tremendo, va a sentirse rechazada la persona, va a sentir como que los demás no la aprobaron, y ya sabemos que buscar la aprobación de los demás también es un rol del ego. Si bien hay gente que no tiene ningún conocimiento, no se justifica que caigan en roles del ego, pero también conozco mucha gente con un gran conocimiento que también cae en roles del ego y eso es más grave, es más grave porque la responsabilidad de la persona que tiene conocimiento es mayor, y si permite que el ego se apodere de su conducta es una responsabilidad… potencial por así decirlo. No hay un método salvo psicointegración que erradica de alguna manera los roles del ego y los integra a un Yo central, no hay un método particular para mantener a raya, para mantener encerrados a esos roles. Lo que yo digo siempre, debemos ser espectadores de esa película llamada vida y si aprendemos a mirar las cosas desde afuera como si nosotros estuviéramos detrás del vidrio veríamos que ridículo suenan a veces a nuestros oídos esas posturas caprichosas, esas posturas capciosas, esas posturas que nos vuelven tercos, absolutamente susceptibles, prejuiciosos y así sucesivamente. Nunca se puede llegar a la luz con prejuicios y susceptibilidades, y es una de las debilidades más grande que tiene el ser humano encarnado, una de las debilidades más grandes. Otro de los roles del ego es vivir en tren de competencia. No tenemos que competir contra nadie, tenemos que competir contra nosotros mismos para ser cada día mejores, pero nunca, no por ahora al menos, apuntar hacia la infalibilidad porque no somos infalibles, somos seres en busca de la perfección, pero va a pasar mucho tiempo para ello, hasta que nos sumerjamos en quien es el Creador. Mientras tanto, estamos en la búsqueda y no debemos ser crueles con nosotros mismos, sí exigentes, exigirnos día a día el ser mejores, pero no crueles con nosotros mismos, condenarnos cuando fracasamos en algo. Yo mismo como profesor me equivoco diariamente, pero aprendí una cosa muy valiosa, aprendí a reírme de mí mismo; no a reírme de mis fracasos, aprendí a reírme de mi mismo, de mis deslices. Pero se que si fracaso Dios me va a dar la oportunidad para mañana volver a emprender esa misma obra para tratar de sacarla adelante, no por mí, por los demás. Pero sí sé de mucha gente que emprende el camino y a la primera o segunda dificultad ya lo abandonan ese camino. Y no solamente lo abandonan, culpan a otros de su abandono, y eso es más perjudicial todavía porque no se hacen responsables. Lo importante en el camino hacia la Luz es avanzar, ni lento ni despacio, avanzar, pero no olvidarse de gozar el mientras tanto, no olvidarse nunca de gozar el mientras tanto, porque en un aforismo que escribí hace muchos años dije “la meta es la búsqueda”; eso significa que para llegar a esa meta primero se debe gozar la búsqueda.
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