Empatía

Prof. Jorge Raúl Olguín

7º  parte


  

UNA MANERA DE ESTAR PRESENTE

                   Nota del Dr. Claudio Adrián Rud

6- Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo han pensado hacer.

7- Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañeros.

                                                                                   GENESIS.11                                                                            

       Con una creciente frecuencia escuchamos  hablar en la vida cotidiana de empatía, que, para nosotros,  pertenecía casi exclusivamente a "nuestro ambiente". Mucho se ha abundado en tratar de precisar este concepto y sin embargo algo de él se hace inasible, confuso, indefinido.

Es mi propósito a través de este artículo acercarles una mirada alternativa al concepto de empatía, tan caro a nuestro modelo de trabajo, y con esto contribuir - al menos este es mi deseo - a una praxis cada vez más congruente, y cada vez más centrada en la Persona. 

Para aquellos que ya están adentrados  en el ACP sabemos a partir de lo escrito por Rogers que ésta es uno de los principales y más poderosos agentes de cambio en la terapia.

Existen varios trabajos técnicos y filosóficos en relación al concepto de empatía, sus alcances y su caracterización científica, a los que remito a los lectores.  Sin embargo me parece útil  tratar de precisar a qué se refiere este concepto en el campo especifico de la psicoterapia y de las relaciones de ayuda en general, dado que de acuerdo a cómo entendamos que opera en la práctica, es que nos colocaremos frente al otro en nuestra experiencia cotidiana. Desde este punto de vista cabría considerar dos aspectos básicos:

1)La captación o comprensión empática

2)La comunicación  empática  

a) el emisor - terapeuta

b) el  receptor - consultante.

 

 

LA CAPTACIÓN  EMPATICA

Una primera y muy general aproximación a la definición de empatía es que se trata de una forma de captación de la realidad experiencial del otro.

Pero ¿cuál es el modo en que realizamos esa captación? ¿se puede aprender?      ¿en qué interviene la información para mejorar esa práctica? ¿ es una capacidad innata en todos los seres humanos,?¿ es una percepción,  un sentimiento, una intelección?

En sus orígenes, éste  es un concepto usado en el ámbito del arte  para referirse al acto y a los modos en los que un ser humano capta sensible y emocionalmente una obra de arte y la especial "química" que se produce entre la obra y la persona.

Este concepto fue creado por Lipps en 1903 para describir psicológicamente la experiencia estética, lo llamó Einfühlung (del alemán ein = dentro, en, y fühlen = sentir) y fue posteriormente Tichener quien en 1909 lo tradujo al inglés como empathy , concepto cuya raíz griega proviene del pathos como pasión o como padecimiento, o por extensión, sentimiento en general.

 En principio debiéramos entender a  la empatía como una cualidad de la contemplación.

Suelo decir para ilustrar metafóricamente en qué consiste la práctica de la empatía, que lo más parecido a ella es la captación emocionada de un paisaje, ya sea por lo bello como por lo aterrador,  sin que ésto implique abrir algún juicio de valor acerca de la cualidades del paisaje: es sólo su constatación.

La mejor definición de lo que  es la captación empática no la encontré  en un libro técnico sino en una novela de Michel Ende de la que transcribo una parte:                                                                                                                                  

" Pero, ¿por qué?  ¿Es que Momo era tan increíblemente lista que tenía un buen consejo para cualquiera?  ¿Encontraba siempre las palabras apropiadas cuando alguien necesitaba consuelo?  ¿Sabía hacer juicios sabios y justos?

No; Momo, como cualquier otro niño, no sabía hacer nada de todo eso.

Entonces,  ¿es que Momo sabía algo que ponía a la gente de buen humor?  ¿Sabía cantar muy bien?  O ¿es que -ya que vivía en una especie de circo- sabía bailar o hacer acrobacias?

No, tampoco era eso.

¿Acaso sabía magia?  ¿Conocía algún encantamiento con el que se pudiera ahuyentar todas las miserias y preocupaciones?  ¿Sabía leer en las líneas de la mano o predecir el futuro de cualquier otro modo?

 Nada de eso.

 Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizás, algún lector; cualquiera sabe escuchar.

Pues eso es un error. Muy pocas personas saben escuchar de verdad. Y la manera en que sabía escuchar Momo era única.

Momo sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes. No porque dijera o preguntara algo que llevara a los demás a pensar esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda simpatía. Mientras tanto miraba al otro con sus grandes ojos negros y el otro en cuestión notaba de inmediato como se le ocurrían pensamientos que nunca hubiera creído que estaban en el.

Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, que era lo que quería. O los tímidos se sentían de súbito muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba totalmente perdida y que era insignificante y que el mismo no era más que uno entre millones, y que no importaba nada y que se podía sustituir con la misma facilidad que una maceta rota, iba y le contaba todo eso a la pequeña Momo, y le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era solo había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante a su manera, para el mundo.

¡Así sabía escuchar Momo!

Cuando hablamos de capacidad de escuchar nos estamos refiriendo a la captación de la experiencia vivida por el consultante, más que a la atención por los datos " objetivos " del relato. A veces se trata de captar la experiencia vivida en el momento actual en que se esta relatando algún episodio, otras veces es la experiencia vivida en el momento en que se vivió ese episodio. Para mi es más importante captar el "como"  que el "que".

Esta capacidad es una disposición a un estado  de apertura perceptual y afectiva que por momentos es vivida como un estado alterado de conciencia, con un cierto borramiento de la conciencia de yo- no yo. Sujeto y predicado se confunden, y se integran en una "realidad" más abarcativa, más primaria y más espiritual. Desde ese punto de vista, la empatía más que un atributo de un individuo respecto de la realidad afectiva de otro, es un acontecimiento emocional que incluye al empatizante y al empatizado en un movimiento de mutua implicación. Este fenómeno sería la levadura que permite que aparezca la transformación y la ayuda en el contexto de esa relación.

En un trabajo publicado hace unos años traté de explicar  como había resultado este modo de concebir la relación con otro desde mi propia experiencia profesional. "Contemporáneamente con el uso creciente del lenguaje poético fue  creciendo  en  mi la  impresión de perder  objetividad. El  discurso  del  paciente   al  que  se  le  agregaba  mi  propio  discurso   comenzó   a  transformarse   en  un  discurrir, un  acontecer  que  no   me   permitía  diferenciar  con  claridad  donde  estaba el  sujeto  ni  el  objeto, qué  fragmento del discurso le pertenecía a él y cuál me pertenecía a mí. Creí  poder  restituir  algún  centro a partir de un  nuevo  "sujeto"  llamado  vínculo. Fue  inútil,  la  realidad  se  descentraba,  no  había  alojamiento  posible  para  el  fenómeno  fuera  de sí. Los olores,  los  sonidos los  sentimientos,  la    mesa,  Juan,  el recuerdo,  Claudio,  las palabras,  las formas; constituyen  un  discurrir totalizante e  indiferenciado  que  se  aparece  y  se  constituye  en  ese  aparecerse. Sólo  es  posible  estar  presente,  asistiendo,  resonando. Es  a  este  fenómeno al  que  hoy  podría  definir como PERSONA. Tal vez sólo  se trate de una mayor densidad en  un  continuo.

Ya  no es posible hablar de ayuda, al menos como una  prestación  que  algún alguien da a otro alguien, si diría que la ayuda habita en  la  persona, la constituye."

Empatizar es entonces estar en contacto: con uno, con el otro, con el entorno, todo como uno, y uno como todo. Es una forma de encuentro que como todo encuentro genuino es eterno, no porque dure mucho tiempo, sino porque ocupa "todo el  tiempo".

Nos preguntábamos más arriba si esta capacidad puede ser "entrenada", o  aprendida; creemos que sí, aunque tal vez en un sentido algo distinto al que tradicionalmente se entiende el aprendizaje. Para nosotros se trata más bien de un desaprendizaje , de aquellas informaciones (juicios y prejuicios) que median e interrumpen una  aproximación más "ingenua" al mundo experiencial propio y del otro.  

Como se puede observar, esta manera de entender la comprensión empática se aleja del habitual "ponerse en el lugar del otro": creo que esa experiencia no es posible, pero aún en el supuesto de que fuera posible, se perdería el efecto profundamente ayudador de la empatía, que  es la certeza de sentirse escuchado por otro que capta, experiencialmente, el mundo experiencial de uno.  

Decíamos  que la empatía implica un estar en contacto y es en este sentido que querría como ilustración de lo anterior traer un ejemplo de algunas de las formas de contacto que existen entre los seres humanos.

Supongamos un niño con un fuerte dolor abdominal ; imaginemos ahora el contacto que con su abdomen mantiene un muy bien intencionado pediatra. Cada intervención del profesional es en procura de hallar "signos" que pongan en evidencia algún padecimiento y con esto arribar a un diagnóstico que permita un ulterior tratamiento. Es decir que él aprendió un idioma con el que pretende entender al tocar esa panza, aunque "ella no quiera". Es decir, que el contacto es unidireccional, y él sólo lo registra cuando "escucha"  algún "signo positivo" como suele decirse en medicina. Podemos suponer que el niño solo registra una manipulación a veces dolorosa y a veces no.

Imaginemos ahora la madre acercándose amorosamente a tomar contacto con esa pancita. No hay una intención que no sea tomar contacto, no hay otro idioma que no sea el de comunicar  la presencia. Lo que hay es ese misterioso acontecer que ocurre tanto en esa palma como en ese vientre, que se traduce a veces en una profunda y compartida sensación de compañía y alivio.

Aprender  a empatizar significa poder acercarse al otro como esa mamá al vientre de su hijo, tratando de desaprender el "idioma pediátrico", que muestra pero al mismo tiempo oculta la esencia de la comunicación empática.

LA COMUNICACIÓN EMPÁTICA

Es mi experiencia, que en  la consulta acontecen lo que llamaría momentos empáticos, que son aquellos en los cuales se destaca de un modo más ostensible este fenómeno, admitiendo que ésto sucede en  un clima empático como fondo permanente.          

Es difícil entender, por lo que antes decía que es esta concepción de la empatía, que en estos momentos no suceda alguna forma de comunicación, sea esta verbal, o gestual, o a través de una mirada, o corporal, o algún otro modo menos convencional de comunicación, pero que en esencia revela el carácter de mutua emisión y mutua recepción que funda el acontecimiento empático.

A mi entender, cualquier procedimiento que tienda a incrementar la capacidad de transmisión de la comprensión empática por parte del terapeuta o consultor, contribuye a una riqueza expresiva que redunda en beneficio de esa relación de ayuda. En mi práctica clínica, fui incorporando otros recursos expresivos como modo de enriquecerla: el psicodrama, la expresión corporal, la eutonía y el uso del lenguaje figurado o metafórico como respuesta reflejo. Querría transcribir un fragmento de un trabajo realizado ya hace muchos años, en el que me refiero en particular a este último modo de expresión en relación a la terapia.

"Pensamos que la tarea del terapeuta debe ser en cierto sentido poetizar, es decir, describir la naturaleza del discurso en su naturalidad, en su inefabilidad, y posibilitar de esta manera que el discurso continúe en el camino hacia la cuestión fundante.

Tanto el poeta como el terapeuta están cumpliendo con un llamado, obedecen a una vocación. En tanto este llamado lo demanda, hay un tiempo y un espacio compartido, y lo que se trata esta totalmente a la vista. Así como el poeta esta preparado para escuchar el murmullo de las cosas y en su palabra se instaura la resonancia de lo existente, así en psicoterapia ponerle nombre al murmullo de la coexistencia  es instaurar su resonancia en el discurso.

Por poetizar no entendemos sólo el manejo del lenguaje figurado con cierta riqueza estética, se trata de asistir rigurosamente a la descripción comprometida de las cuestiones que nos ocupan, que, en el caso del terapeuta se refieren a las cuestiones presentes en el discurso del paciente o del grupo.

Pero aquí nos estamos refiriendo además a una cierta facultad de captación totalizante del fenómeno, como multívoco, complejo  e irreductible. Si bien esta facultad se centra por supuesto en el bagaje conceptual, teórico y técnico del terapeuta, no es su razón suficiente. No basta conocer gramática, retórica, métrica, y versificación para ser poeta. Es necesario saber cómo y qué decir. Así como es valioso un poema cuando la naturaleza puede sentirse reconocida en él, así el paciente debería reconocerse en el discurso del terapeuta."

A modo de síntesis, diría que empatía es  poner entre paréntesis, en el sentido en que lo propone la fenomenología, el conocimiento de todos los "idiomas" que nos enseña la cultura y avanzar en la procura de aquel idioma original, el de la experiencia organísmica, que todos poseemos por el mero hecho de haber sido niños alguna vez. Aquello que nos permite asombrarnos cuando recibimos de un niño la comprensión más perfecta de nuestro estado emocional  sin que medie más información que su pura presencia. La empatía es entonces para mí una forma de ejercicio de la alteridad.

Tal vez éste sea ese lenguaje primitivo en el cual todos nos entendíamos, y que nos permitirá, en la medida que lo recuperemos, "construir ciudades y torres para llegar al cielo", y fundirnos nuevamente con Dios...