El Ego y sus roles
Nota recopilada por el Prof. Jorge Olguín.
EL EGO Y EL ESPÍRITU
A
la inmensa mayoría de las personas no les (nos) interesa "lo que es",
sino "cómo se ven" o, qué calidad de imagen proyecta. Les interesa
la imagen más que la objetividad. Y así, el hombre de la sociedad se lanza a participar en esa carrera de las
apariencias, en el típico afán de 'quién engaña a quién', de cómo lograr mejor impresión. El mundo es
un inmenso estadio en el que "el orgullo de
la vida" juega un gran match de las etiquetas, formas sociales y
exhibiciones económicas para competir por la imagen social, un combate en el que a los seres
humanos no les interesa ser, sino parecer.
EL ESPÍRITU Y EL SER:
El Espíritu siempre ha sido esquivo. Hemos sido esquivos (as) al Espíritu:
"eso son cosas de locos", dicen los materialistas. El Ser - o Espíritu -,
nos sostiene a todos, es nuestra fuente de aliento y vida y,
sin embargo, es algo sobre lo cual nuestros padres nos enseñaron muy poco. Juan nos dice:
"Ya estaba en el mundo, este mundo que no lo reconoció. Vino a su propia
casa y los suyos no lo recibieron".
Una antigua escritura de la India nos dice sobre el Espíritu, lo siguiente:
" Un cuchillo no Lo puede cortar, el agua no Lo puede mojar, el Viento no Lo
puede alejar, el sol no Lo puede secar".
Cada molécula del universo esta llena de Ser; cada pensamiento, cada trozo
de información que nos llega a través de los cinco sentidos no es otra cosa
que Ser. Pero podemos pasar por alto al Ser porque este mantiene un silencio
total, como un maestro coreógrafo que nunca participa en la danza. En verdad, El siempre existió y existirá. Sólo necesitamos apertura para estar
"en espíritu" o, inspirados.
EL EGO Y EL YO:
Así como hay dos polos en un imán, uno positivo y uno negativo; las
personas también cargamos con dos personajes en disputa; uno de ellos es el
que se afana por el éxito material y el otro que aspira a
elevarse espiritualmente. La descripción brindada por Sogyal Rinpoche en la obra "El
libro tibetano del vivir y del morir" explica a las mil maravillas este
descubrimiento: "Dos personas han estado viviendo en ti durante toda tu
existencia. Una es el ego: charlatana, exigente, histérica, calculadora; la
otra es el ser espiritual oculto, cuya queda y sabia voz has
oído y atendido sólo en raras ocasiones".
EL EGO O LA MÁSCARA SOCIAL:
La pequeña palabra "ego" ha tenido varios significados. Para la escuela
freudiana es "el aspecto consciente de la psique que decide entre los instintos básicos del
ello y la moralidad del superyo":
Definición muy académica. El estereotipo de este modelo suele ser varón. La persona con
"problema de ego" se considera que es jactanciosa, egoísta, desdeñosa,
vanidosa y, por lo general, desagradable, o también, la persona dedicada al
odio, la malicia y la destrucción. También se ha considerado al ego como algo que está dentro de nosotros, controlando nuestra vida cotidiana,
presionándonos para que mostremos una "buena imagen".
Atención:
Se puede ser altruísta y bondadoso para mostrarse ante los demás... y eso
también es ego.
Para los fines que nos proponemos, sugerimos otra definición del "ego":
"Consideremos al ego como la idea que cada uno de nosotros tiene de sí
mismo. Es decir, que el ego no constituye mas que una idea, una ilusión,
pero una ilusión que ejerce gran influencia". Nadie ha visto al ego. Se
trata más bien de un fantasma que aceptamos que controle nuestra vida. El problema es que mantener esta ilusión puede impedirle conocer su verdadero
yo, su esencia espiritual.
Opinamos que el ego es una disposición del pensamiento errónea que intenta
presentarle como a usted le gustaría ser, en lugar de cómo es en realidad.
En esencia, el ego, la idea de uno mismo, la máscara, el papel que estamos
desempeñando; supone una forma distorsionada de afirmar y vivir la
existencia. A esta máscara social (el ego) le gusta la aprobación, quiere
controlar situaciones y personas, y se apoya en el poder porque vive en el temor.
SUGERENCIAS PARA SUPERAR EL EGO Y ALCANZAR LA CONCIENCIA
SUPERIOR:
Las siguientes sugerencias le ayudarán a ponerse en contacto con el ego y superarlo:
* Intente conocer su ego y determinar cuando su ego influye y domina su vida. Pregúntese: ¿Estoy escuchando a mi falso
yo o a mi yo espiritual?.
A medida que vaya adquiriendo conciencia de su ego, podrá librarse del egocentrismo y entrar en la conciencia superior.
* Comience a llevar la cuenta de con cuánta frecuencia usa el pronombre "yo". Al no centrarse en su propia persona estará superando el
ego.
* Comience a considerar su ego como una entidad que le acompaña y que tiene un propósito. Es
invisible y siempre está a su lado.
Trata de convercerlo de que usted está separado de Dios, de su superioridad respecto
de otros, y de que es "especial". El quiere que usted se sienta ultrajado
cuando recibe un trato incorrecto, cuando lo insultan, cuando no lo acarician; ofendido cuando no sale con la tuya, herido cuando pierde en una
competición. Primero conoce a esta entidad. Luego se percata de que está obrando en usted. Por último, se libre de ella.
* Escuche a los demás y no se centre en sí mismo. Durante las conversaciones, concéntrese en lo que la otra persona está diciendo y en lo
que siente. Luego responda con una frase que empiece por "tú,
usted". Esto se denomina escucha activa. Es una manera de contener el ego y permitir que
participe el yo espiritual.
* Resista el hábito de permitir que el ego domine su vida.
Cuanto más se resista a permitir que su ego sea quien controle su vida, más pronto
llenará el espacio que antes ocupaban las exigencias de su falso yo.
* Practique la meditación diaria o el acallar su mente para deshacer la ilusión de que está separado del universo y que todas las
almas son extensiones de la energía de Dios. Comenzará a tratar a los demás como le
agradaría que lo tratasen a usted. Se sentirá conectado con todo y con todos.
* Trate de borrar de su mente la palabra "especial". Especial implica
mejor que, o más importante que. Niega que Dios habita en cada uno de nosotros. Todos somos especiales a los ojos de Dios: por lo tanto, nadie
necesita la etiqueta de "especial". No hay favoritos. No se relega a nadie.
Todos somos Uno.
* Escriba un diario. Trate de describir en que le beneficia sentirse ofendido. Lo que lo ofende es obra de su ego. No pretenda que el mundo
debería ser como usted es y no como en realidad es.
* Dé más de sí mismo y pida menos a cambio. León Tolstoy, pasó de ser un egocéntrico a ser un servidor de Dios, luego de aprender muchas lecciones
y pasar por tribulaciones. Y escribió lo siguiente: "El único significado de
la vía es servir a la humanidad". Sea quien acaricie. Sea quien
da cariño.
* Recuérdese cada día que el más alto culto que puede rendísele a Dios es servir a la humanidad, y que mediante ese acto su
yo espiritual se sentirá realizado.
* Ponga fin a la búsqueda externa de la libertad y conozca el sabor de la auténtica libertad que es la comunión con su yo espiritual.
La auténtica libertad no necesita nada para demostrar su existencia. Sólo siendo
auténticamente libre podrá amar, porque no existe amor sin libertad. La falsa libertad exige que tenga a la mano algo que dé fe de su existencia.
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