Tantra

 

 LA ENERGÍA DEL SEXO

  

    3ª Parte

  

 SEXO ORAL (Auparistaka) 

  

En el cunnilingus, la lengua se convierte en un segundo limgam, y en la fellatio es la boca de la mujer la que se convierte en yoni. Estas nuevas significaciones provocan una especie de estallido mental, pues la lengua es sumamente sensible y amplifica las sensaciones.

Por otro lado, la relación entre la boca y la vagina es más que simple parecido. Cuando nos encontramos en un momento de suma tensión la boca se seca, y a las mujeres no sólo se les seca la boca sino que también la vagina o el yoni. Por el contrario, si estamos excitados, la boca genera mucha saliva, de la misma forma si la mujer se encuentra excitada su vagina se humedece.

Ahora, tradicionalmente en nuestra cultura occidental, la relación sexual oral ha sido prohibida, rodeada de tabúes y cargada con nociones de perversión o suciedad, y no hay nada más lejano a la perspectiva tántrica. En nuestras sociedades, se analogizan las excreciones corporales o productos de desecho de nuestro cuerpo con los fluidos sexuales que son ricos en nutrientes. De esta forma se puede practicar la absorción mutua de los jugos vitales, tan importante en el Tantra.

Para el Tantra es fundamental que haya una completa higiene en ambos participantes de la relación, tanto en el nivel corporal, como bucal, genital y en sus manos, pues así se previenen enfermedades.

Los olores naturales del yoni y el lingam sirven de virilizador y para transmitir las emociones. La combinación de los jugos del amor con la saliva establecen un lazo único, cargado de energía química, con propiedades tanto físicas como mágicas. Al hacer el amor de manera oral-genital, las energías se intercambian y circulan que vigoriza a la pareja. La postura del 69, conocida como el Cuervo por el Tantra, es muy efectiva para la nutrición sutil mutua y para el intercambio y circulación de energías. Potencia el centro sexual de ambos amantes y despierta las facultades transcendentales de la mente.

   

 

  

Las esencias del yoni, segregadas en el acto sexual, se absorben fácilmente por las membranas mucosas de la boca y la lengua. Cuando una mujer está excitada, emite ondas del yoni psico-mágneticas, las cuales crean un campo de fuerza que se polariza y descarga en el centro de la cabeza del hombre que práctica el Cuervo. El efecto polarizador de las ondas del yoni suscita poderosas secreciones de las glándulas pineal y pituitaria para activar los poderes latentes de la psiquis.

Por su parte, el lingam cuando el hombre está excitado emite ondas psico-eléctricas, que si la mujer estimula correctamente con su boca provocan un remolino extático que sube por la columna vertebral de su compañero. Sus secreciones son fácilmente absorbidas por la boca y lengua de la mujer y enseguida asimiladas por el centro de la cabeza, provocando un cambio en las secreciones glandulares de todo el cuerpo. El empleo correcto del Cuervo para la cópula oral-genital provoca cambios duraderos y benéficos en el organismo de ambos amantes.

  

 

  

El arte erótico tántrico representa a veces la postura del Cuervo con el hombre de pie y la mujer con las piernas abrazando al hombre, suspendida en el aire. Esta difícil postura se emplea para canalizar la energía intensa y requiere una gran fuerza por parte del hombre. Pero puede realizar también de otro modo.

La mujer o Shakti y el hombre o Shakta se recuestan sobre el lado derecho. La cabeza de cada uno se debe oponer a la zona genital del otro. Shakta debe deslizar su mano derecha por debajo de los muslos de la mujer, y reposar su cabeza entre los muslos de ella. Luego, él debe humedecer con su saliva sus dedos índice y pulgar derechos y sellar firmemente el ano de su compañera con el índice, al mismo tiempo que introduce su dedo pulgar en el yoni o vagina. Entonces, él posa su boca sobre el yoni, y su lengua empieza a actuar sobre el clítoris.

Por su parte, Shakti encapsula con su boca el lingam de su compañero, cerrando el orificio de la punta con la lengua y presionando el ano con el tercer dedo de su mano derecha. Los otros dedos deben acariciar el perineo y el escroto.

  

  

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