Mente  reactiva   (Parte 4)

   A partir  de los dos años de vida  aproximadamente,  la

   mente  analítica  entra  a  formar parte  del  mundo  de 

   sensaciones  del ser humano  en forma definitiva,  pero

   la   mente   reactiva,   que   hasta   ese   momento   era

   absolutamente  necesaria  para diagramar una conducta

   que  llame la atención,  empieza  a  absorber  en forma 

   paulatina  el conocimiento de la segunda.

   Así  aprende a "pensar",  pero razona  impulsivamente.

   Ahí nacen las equivocaciones, porque la mente reactiva

   que  hasta ese momento  era útil  para la supervivencia,

   hace crecer el rol del ego  consiguiendo que el pequeño 

   ser  humano  empiece  a  necesitar  más  de  la  cuenta,

   creando  roles   de  control.    Entonces  se  genera  un 

   cuadro nuevo:  la mente reactiva  sigue expectante  del

   entorno,  pero ahora  calcula primero  con qué  drama

   de control  puede  sacar  más beneficio  de  los demás.

   Por eso surgen distintas facetas del comportamiento y

   la persona  puede cambiar de humor  de un instante a

   otro.  Esa transformación  la provocó  la aparición  de

   la  mente analítica  que,  más adelante,  se tendrá que

   ocupar de integrar los diversos "yoes" creados por el

   ego. 

   Es paradójico,  la  mente analítica  le dió  a  la mente 

   reactiva  las herramientas  para que  ésta  comience a

   manejar sus impulsos  y transforme  sus necesidades

   primarias  en  un  inagotable  apetito  de  control.  A 

   partir de ahí,  la mente analítica  será la encargada de

   encausar el empuje egoísta de la primera. 

 

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